Tuesday, September 26, 2006

Everybody hurts

Cuando chico uno ve en el futuro puras cosas lindas. Se sueña con ser bombero, futbolista, basurero, cantante. Cosas simples que reflejan nuestras almas libres de la contaminación del sistema y una disposición optimista de la vida, digna de ser recordada y rescatada a medida que avanzamos en esta obra única que cada cual interpreta. Porque uno no ve las dificultades ni las posibles metas inconclusas. Porque todos queremos una vida feliz y la buscamos mientras nuestras baterías nos duren. Porque ningún niño piensa en su vida con las posibles frustraciones, tristezas y soledades…pero estarán ahí…en el día a día..

Yo por ejemplo hubiese querido tener algo más de recursos cuando niño y haber aprendido a tocar algún instrumento musical. Me hubiese gustado que mi vieja me autorizara a jugar en el club del barrio y no se aterrorizase tanto con la posibilidad de dejarme ir lejos de su mirada. También hubiese sido lindo encontrarme con la selección chilena ese verano del 82, cuando estaban concentrados en Santo Domingo, y yo iba a la playa con un cuaderno y un lápiz soñando con obtener los autógrafos de mis ídolos. Hubiese querido hacer dedo al sur en alguno de esos veranos eternos de las vacaciones universitarias….pero me aferré estúpidamente a la idea de encontrar un partner para la aventura ..partner que nunca apareció. Creo que hubiese sido mejor no sufrir tanto por algunos amores no correspondidos aunque de alguna forma eso igual le daba sabor a la existencia….Well, everybody hurts sometimes. Me hubiese encantado que mi viejo no fumara tanto, para que así su vida se prolongara más allá de los 58 años y poder ahora pedir su consejo. A veces, pienso que hubiese sido genial que el Kino que jugué la navidad del 2000 ganara el premio mayor…uff claro que hubiese sido genial. Hubiese querido que el proyecto con la madre de mi hijo prosperara y verlo despertar cada mañana con su carita de ángel, pero asumí que el quiere vernos felices ante todo. Me hubiese encantado caminar por la plaza de Praga bajo el sol de una mañana de Julio y en el walkman sonando Fito y sus Tumbas de la gloria. Y claro…a veces sueño con un mundo en que ninguno de los dolores estuviese presente, con un sol radiante, mi familia reunida alrededor de una mesa abundante y el corazón henchido de tanto amor y alegría.

Y cómo hacer para recuperar esa mirada de infante? Cómo hacer para evitar detenerse en las dificultades y, por el contrario, centrarse en las maravillas de la vida, de los sueños y del amor? Cuál es la fórmula para pintar de tonos pasteles las ilustraciones de nuestra historia?

La Patricia May escribió el otro día, en su columna Felicidad a la Orden de El Mercurio, que “creamos la vida y el mundo básicamente a través de nuestros estados interiores, psíquicos, y es nuestra responsabilidad reorientarnos; nadie puede hacer el trabajo por nosotros. No culpemos al mundo ni a lo otros, ni al papá ni a la mamá, nosotros creamos nuestro paisaje interno”.

Entonces, ahí está la clave. Si todo era tan claro y luminoso cuando niños, habrá que reencontrarse con aquello y usando los “lentes” de la infancia visualizar nuestro mundo de adultos dándole una nueva lectura. Es posible que entonces la gravedad y el peso de lo sistémico y rutinario den paso a un estado de mayor plenitud. Solo así, tal vez, seamos capaces de dejar de pensar en los “Hubiese” para comenzar a verbalizar el “Será”.

Suena lindo y esperanzador. Solo hay que empezar.

Tarea para la casa.

Por favor, Rankeame(1-5)

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