Thursday, August 23, 2007

DOLORES O'RIORDAN ...CRANBERRIES EN CHILE

Un concierto perfecto.

Dolores O'riordan salda la deuda que Cranberries tenia con nuestro pais. Y se encarga de dejarlo en claro en su primera frase dirigida a un teatro Caupolicán atestado de fanáticos con años esperandola verla. Todo empieza así (Zombie):


Another head hangs lowly
Child is slowly taken
and the violence caused such silence
Who are we mistaken
But you see it's not me,
It's not my family
In your head, in yourhead they are fighting
With their tanks and their bombs
And their bombs and their gunsIn your head
In your head they are cryin'
In your head Zombie


El sonido es perfecto y ella canta y encanta (como decia Vodanovic en Viña, donde alguna vez sonaron como artistas invitados).Perfecta .Delgada como un palo. De movimientos marionetescos y con su guitarra en frente, demuestra una voz increiblemente bella pero no por eso ausente de potencia.Y grita a la gente su desgarro (Promises):
Oh, all the promises we made
All the meaningless and empty words
I prayed, prayed, prayed
Oh, all the promises we broke
All the meaningless and empty words
I spoke, spoke, spoke

Un escenario sobrio. Una banda que la acompaña magistralmente. y el público cantando Ode to my family casi como si la hubiesen aprendido en el colegio:

Unhappiness, where's when
I was young
And we didn't give a damn
'Cause we were raised
To see life as fun and take it if we can
My mother, my mother she hold me
Did she hold me, when I was out there
My father, my father, he liked me
Oh he liked me, does anyone care

Esta voz, estan canciones me transportan en el tiempo a mis recorridos por largos caminos en Inglaterra. Dias de frio, praderas verdes, la lluvia golpeando incesantemente el parabrisas del Renault 18 año 85 que manejaba en esos lados.

Silvia, mi amiga austriaca, siempre me pareció de gran similitud a Dolores. Tiene esa simpleza de la mujer que no recurre a las siliconas, los vestidos a la moda, a la cara ultra pintada ni movimientos sensualoides de cabaret. Es tan solo mostrarse como se es. Como uno es. Lo esencial es invisible a los ojos no?
Dolores se presenta con panty (pata o algo por el estilo) negra, zapatillas de lona muy muy blancas, y una polera larga blanca que le sobrepasa la cintura. Con eso basta. La mirada y su canto generan la magia. (Linger):

But I m in so deep
You know I'm such a fool for you
You got me wrapped around your finger
Do you have to let it linger
Do you have to, do you have to let it linger

Hacia rato que la música no me llegaba tan a fondo. Hacia rato que no veia un público tan conectado por hora y media. La mezcla de una voz increible y rock en toda su esencia tiene cautivos a todos.

Y para cerrar: un temón. Asi la conocimos. Caminado en las praderas con una capa roja y un microfono. Gracias Dolores, today, you were everything for us...! (Dreams)

Oh my life
Is changing everyday
In every possible way
And Oh my dreams
It's never quiet as it seems
Never quiet as it seems
I know I've felt like this before
But now I'm feeling it even more
Because it came from you

Por favor, Rankeame(1-5)

Monday, August 20, 2007

CANAL 2 SAN ANTONIO

No todos los sanantoninos somos iguales...

Por favor, Rankeame(1-5)

Gravedad facial ? Me rindo!


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El tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos, lentos, arrugados, densos, malgenios, mañeros, peludos, panzones, sentimentales.....aunque tambien mas sabios, buenos pa conversar, creyentes, enamorados.


Todo esto acompañado de una papada que crece en el silencio de las noches.....

Por favor, Rankeame(1-5)

Tuesday, August 07, 2007

Encontrar

Puede que la pelicula no sea la mejor del cine chileno. Puede que tenga el aire melancólico medio manoseado de los ochentas. Puede incluso que algunas cosas y personajes estén demás, como lo de Vicuña. Puede que la segunda oportunidad que encuentra Gastón Fernández parezca media forzando un final feliz. Puede eso y muchas otras cosas. Pero si empezaste a leer a Fuguet en la Zona, rayaste con el ultimo relato de Sobredosis y después de Mala Onda no paraste de leerlo, bueno, entonces entenderás por qué comparto este clip.

Mi amigo Peraca sabe que desde la tierra de la decadencia aun puede nacer una flor. Todo está ahí. Solo hay que identificar el punto de quiebre, separar las falsas amistades y las luces de los éxitos materialistas, huecos y sin sentido. Concentrarse en lo profundo, en el amor, en la vida. Y así, a pesar de arrendarse un poco al sistema, usarlo al mismo tiempo para construir una vida como mejor nos parece de acuerdos a nuestros sueños y a nuestras utopías universitarias.

Me contó una amiga alemana que entró a una pequeña sala en Leipzig a ver esta película que tanto le habia comentado. Y me confesó que a pesar de no lograr captar el 100% de lo dialogos (producto de nuestro tan especial español), pudo sentir esta trampa en que nuestra sociedad chilensis nos acorrala.

Se Arrienda, abre tu corazón y revísala nuevamente.

Por favor, Rankeame(1-5)

Monday, August 06, 2007

¿EL peso o la levedad?

Milan Kundera nació en Brno, República Checa, en 1929. Fue director del Instituto de Estudios Cinematográficos en Praga. Entre sus primeras novelas se encuentra La broma (1967), un ataque feroz al totalitarismo estalinista. Tras la invasión soviética de Checoslovaquia en 1969 tuvo que abandonar su país y ver cómo se prohibían sus libros. En 1974 se instaló en Francia, sus últimas obras están ya escritas en francés. Su novela La insoportable levedad del ser (1984) fue un éxito de crítica y público que le proporcionó fama mundial


La idea del eterno retorno es misteriosa y con ella Nietzsche dejó perplejos a los demás filósofos: ¡pensar que alguna vez haya de repetirse todo tal como lo hemos vivido ya, y que incluso esa repetición haya de repetirse hasta el infinito! ¿Qué quiere decir ese mito demencial?

El mito del eterno retorno viene a decir, per negationem, que una vida que desaparece de una vez para siempre, que no retorna, es como una sombra, carece de peso, está muerta de antemano y, si ha sido horrorosa, bella, elevada, ese horror, esa elevación o esa belleza nada significan. No es necesario que los tengamos en cuenta, igual que una guerra entre dos Estados africanos en el siglo catorce que no cambió en nada la faz de la tierra, aunque en ella murieran, en medio de indecibles padecimientos, trescientos mil negros.

¿Cambia en algo la guerra entre dos Estados africanos si se repite incontables veces en un eterno retorno?
Cambia: se convierte en un bloque que sobresale y perdura, y su estupidez será irreparable.

Si la Revolución francesa tuviera que repetirse eternamente, la historiografía francesa estaría menos orgullosa de Robespierre. Pero dado que habla de algo que ya no volverá a ocurrir, los años sangrientos se convierten en meras palabras, en teorías, en discusiones, se vuelven más ligeros que una pluma, no dan miedo. Hay una diferencia infinita entre el Robespierre que apareció sólo una vez en la historia y un Robespierre que volviera eternamente a cortarle la cabeza a los franceses.

Digamos, por tanto, que la idea del eterno retorno significa cierta perspectiva desde la cual las cosas aparecen de un modo distinto a como las conocemos: aparecen sin la circunstancia atenuante de su fugacidad. Esta circunstancia atenuante es la que nos impide pronunciar condena alguna. ¿Cómo es posible condenar algo fugaz? El crepúsculo de la desaparición lo baña todo con la magia de la nostalgia; todo, incluida la guillotina.

No hace mucho me sorprendí a mí mismo con una sensación increíble: estaba hojeando un libro sobre Hitler y al ver algunas de las fotografías me emocioné: me habían recordado el tiempo de mi infancia; la viví durante la guerra; algunos de mis parientes murieron en los campos de concentración de Hitler; ¿pero qué era su muerte en comparación con el hecho de que las fotografías de Hitler me habían recordado un tiempo pasado de mi vida, un tiempo que no volverá?

Esta reconciliación con Hitler demuestra la profunda perversión moral que va unida a un mundo basado esencialmente en la inexistencia del retorno, porque en ese mundo todo está perdonado de antemano y, por tanto, todo cínicamente permitido.

Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht).

Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad. ¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?

La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.

Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.

Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?

Este fue el interrogante que se planteó Parménides en el siglo sexto antes de Cristo. A su juicio todo el mundo estaba dividido en principios contradictorios: luz-oscuridad; sutil-tosco; calor-frío; ser-no ser. Uno de los polos de la contradicción era, según él, positivo (la luz, el calor, lo fino, el ser), el otro negativo. Semejante división entre polos positivos y negativos puede parecernos puerilmente simple. Con una excepción: ¿qué es lo positivo, el peso o la levedad?

Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso es negativo.

¿Tenía razón o no? Es una incógnita. Sólo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones. ¿Qué era entonces lo correcto? ¿Firmar o no firmar?
La pregunta puede formularse también del siguiente modo: ¿Es mejor gritar y acelerar así la propia muerte? ¿O callar y lograr así una muerte más lenta? ¿Puede haber alguna respuesta para estas preguntas?

Y se le vuelve a ocurrir una idea que ya conocemos: La vida humana acontece sólo una vez y por eso nunca podremos averiguar cuáles de nuestras decisiones fueron correctas y cuáles fueron incorrectas. En la situación dada sólo hemos podido decidir una vez y no nos ha sido dada una segunda, una tercera, una cuarta vida para comparar las distintas decisiones.

Con la historia sucede algo semejante a lo que ocurre con la vida. La historia de los checos es sólo una. Un día concluirá , y nunca podrá ya repetirse por segunda vez.

En 1618 los estados checos le plantaron cara a la situación, decidieron defender sus libertades religiosas, se enfadaron con el emperador que residía en Viena y tiraron por la ventana del castillo de Praga a dos de sus altos funcionarios. Así empezó la guerra de los treinta años que condujo a la casi completa destrucción de la nación checa. ¿Debieron haber tenido los checos en aquella ocasión más prudencia que arrojo? La respuesta parece sencilla, pero no lo es.

Trescientos años más tarde, en 1938, tras la conferencia de Munich, el mundo decidió sacrificar su país a Hitler. ¿Debieron haber intentado luchar por su propia cuenta contra una fuerza ocho veces superior? A diferencia de 1618, aquella vez tuvieron más prudencia que arrojo. Con su capitulación empezó la segunda guerra mundial que condujo a la pérdida definitiva de la libertad de la nación por muchos decenios o siglos. ¿Debieron haber tenido entonces más arrojo que prudencia? ¿Qué debían haber hecho?

Si la historia de Bohemia pudiera repetirse, sería sin duda bueno intentar la otra eventualidad y comparar después los resultados. Sin un experimento de este tipo, todas las reflexiones no son más que un juego de hipótesis.

Einmal ist keinmal. Lo que sólo ocurre una vez es como si no hubiera ocurrido. La historia de los checos no se repetirá por segunda vez, la de Europa tampoco. La historia de los checos y la de Europa son dos bocetos dibujados por la fatal inexperiencia de la humanidad. La historia es igual de leve que una vida humana singular, insoportablemente leve, leve como una pluma, como el polvo que flota, como aquello que mañana ya no existirá.
La idea de Tomás (personaje del libro) es: En el universo existe un planeta en el que todas las personas nacerán por segunda vez. Tendrán entonces plena conciencia de la vida que llevaron en la tierra, de todas las experiencias que allí adquirieron.
Y existe quizás otro planeta en el que todos naceremos por tercera vez, con las experiencias de las dos vidas anteriores.

Y quizás existan más y más planetas en los que la humanidad nazca cada vez con un grado más (con una vida más) de madurez.

Esta es la versión de Tomás del eterno retorno.

Claro que nosotros, aquí en la tierra (en el planeta número uno, en el planeta de la inexperiencia), sólo podemos imaginar muy confusamente lo que le ocurriría al hombre en los siguientes planetas. ¿Sería más sabio? ¿Es acaso la madurez algo que pueda ser alcanzado por el hombre? ¿Puede lograrla mediante la repetición?

Sólo en la perspectiva de esta utopía pueden emplearse con plena justificación los conceptos de pesimismo y optimismo: optimista es aquel que cree que en el planeta número cinco la historia de la humanidad será ya menos sangrienta. Pesimista es aquel que no lo cree.

Por favor, Rankeame(1-5)